jueves, 21 de agosto de 2008

Días de turismo en Galicia

A falta de playas, o de sol para disfrutarlas, buenas son las excursiones. Es lo bueno que tiene estar con alguien de vacaciones, que aprovechas para enseñarle las cosas conocidas y disfrutas igualmente.
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El domingo, antes de la comida familiar en Bon, visitamos el Parque de Castrelos en Vigo, con su Pazo y sus jardines. Si fuera yo solo seguro que me parecería todo algo rancio y con un sabor demasiado hetero-familiar. Pero en esta ocasión iba de guía: aquí el Pazo (hoy Museo), aquí el Jardín Francés, allí el Jardín Inglés...
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El lunes fuimos a Santiago. No vimos nada de la ciudad; en realidad sólo hicimos allí la comida, en la zona de Fontiñas, en casa de Rafa y Joamma. Todo muy rico, porque son muy buenos cocineros y anfitriones. Después nos llevaron de excursión. Subimos al Monte do Pedroso para ver la ciudad y sus nuevos barrios (el nuevo urbanismo ha llegado a todas partes en los últimos años). Después nos llevaron a una pequeña aldea gallega a unos 15 kilómetros: Ponte Maceiras. Fue todo un descubrimiento para mi. A orillas del Tambre, pequeñita pero bien conservada: su puente, su pazo, sus casas de arquitectura tradicional. Revisamos cada construcción con ojo de empresario, como si fuéramos a montar una casa rural el año que viene. Después seguimos recorrido a las Torres de Altamira (restos de un castillo medieval) y a la iglesia de Bastavales, lugar mítico de la poesía gallega por el poema de Rosalía ("campanas de Bastavales, cando vos oio tocar, morro de soidades..."). Fue un día muy completito por lo mejorcito del interior gallego.